4 años


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Cante Pri

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Es un juego de cartas de velocidad, observación y reflejos. Contiene 50 cartas, cada una con 8 objetos dibujados. Si comparamos dos cartas al azar, siempre tienen un objeto en común. Uno, solo uno. Encontramos 5 maneras diferentes de jugar, pero siempre con ese objetivo: encontrar el objeto común entre las dos cartas y nombrarlo.

Por qué lo ofrecemos?
Desarrolla la agilidad mental y los reflejos.
Mejora el lenguaje.
Estrecha los lazos familiares.
Es un ejercicio de concentración y memoria.

Material:  cartón

Edad recomendada: a partir de los 4 años

Tamaño: 16 x 17 x 5 cm


1. La torre infernal: cada jugador se queda una carta y al centro de la mesa se ponen todas las otras apiladas boca arriba. Cada jugador debe buscar el objeto común entre su carta y la primera de la pila. El primero que diga su objeto se queda la carta de la torre. Se acaba el juego cuando no quedan más cartas a la torre y gana quien tenga más.
2. El foso: prácticamente es a la inversa del anterior. Al centro de la mesa se pone una carta y se dividen las cartas restantes entre los jugadores. Cada jugador tiene que buscar el objeto común entre su carta y la primera de la pila. El primero que se quede sin cartas gana.
3. La papa caliente: cada jugador pone una carta sobre la palma de la mano y se muestran a la vez. Cuando un jugador encuentra el objeto en común entre una carta y otra pone su propia carta sobre la carta del otro jugador. Aquí no hay ganador, sino perdedor, que es aquel que se quede con todas las cartas al final.
4. ¡Vamos por todas!: al centro de la mesa se coloca una carta cara arriba. Los jugadores tienen una carta cara abajo, la giran a la vez y tienen que tratar de encontrar el objeto común entre cualquier de las cartas de los jugadores y la del centro. Cuando alguien encuentra el objeto comun, se queda la carta del jugador y puede continuar buscando el objeto común de otra carta. Esto se repite hasta que ya no queden cartas. Gana quien tenga más cartas.
5. El regalo envenenado: cada jugador tiene cara abajo una carta y se coloca el resto de cartas cara arriba al centro de la mesa. Cada jugador tiene que buscar el objeto común entre la carta del centro y la carta de cualquier jugador (menos la propia). Cuando ha encontrado el objeto, da la carta central al jugador a quien pertenezca la carta en la que ha encontrado el objeto común. Aquí no hay ganador, sino perdedor, que es aquel que se quede con todas las cartas al final.